03 - 11 - 2015

 

Jorge Avilés, PACHI, es parte esencial en la historia de A.A. Pilaristas F.S. Posiblemente se trata de la persona que más funciones ha desempeñado en el equipo, comenzando como jugador, pasando a funciones de preparador físico para acabar tomando las riendas del equipo como entrenador. Siempre de buen humor, siempre sumando en cada grupo y, sobre todo, transmitiendo siempre esa sensación de disfrutar con lo que hacía, con quién lo hacía y contagiando al resto.

 

P-.Hola Jorge; jugador, preparador físico y entrenador, ¿en cuál de ellas disfrutaste más?

R-.Es difícil quedarme solo con una etapa. En las tres tuve momentos muy duros y también muy satisfactorios.

 

P-. Como jugador conseguiste varios ascensos llegando hasta Categoría Nacional y viviste esa etapa de transición entre los jugadores consagrados en los primeros años a esa juventud que vino con fuerza desde atrás. ¿Qué recuerdos tienes de esa etapa?

R-.Recuerdo como algo habitual y normal la convivencia de juveniles, o que lo habían sido hacía poco, con veteranos en el equipo. Era un equipo en continua evolución, en constante crecimiento. Cada año nos teníamos que adaptar a las exigencias de la nueva categoría, pero lo hacíamos bien. Julio fue muy importante en esa época, evitando que cayéramos en la autocomplacencia. Había dos o tres partidos al año en los que realmente teníamos competencia. En los demás era competir contra nosotros mismos para hacer las cosas lo mejor posible e ir creciendo. La incorporación de los jóvenes  era necesaria y clave para esto.

 

P-.¿Fue tu papel de preparador físico el más ingrato? Lo digo porque el jugador tipo de A.A. Pilaristas F.S. suele ser un apasionado del balón, pero quizás no tanto de esa necesaria faceta que es la llegar a punto en los partidos…

R-.En absoluto. Todo lo contrario, fue el menos ingrato sin duda. Mis decisiones no sentaban a nadie en el banquillo. La relación con los jugadores era distinta que cuando eres entrenador. Servía un poco de paño de lágrimas. Tengo que decir que el comportamiento de los jugadores en la mayoría de los casos siempre fue magnífico. Intenté transmitir que la preparación física es un medio para conseguir disfrutar más jugando y creo que todo el mundo lo entendió así.

 

P-. La singularidad de llevar a cabo únicamente dos entrenamientos semanales, ¿crees que suponía una limitación importante en preparación física respecto al resto de rivales?

R-.Mejor deberíamos llamarlo inconveniente en vez de limitación. Como también lo es que los entrenamientos sean miércoles y jueves. A la hora de distribuir la carga es algo que siempre tuve muy en cuenta. Me lo tomé como un reto, más que como un problema. Incorporé la sesión de los lunes, que no era fija todo el año, para paliar esta situación. También hay que decir que los rivales de Pilaristas no disputan la liga interna que tenemos nosotros.  Algunos pilaristas han sabido jugar bien esos partidos, dosificándose, pensando en el partido del senior, como si de una sesión más a la semana se tratara. Eso era una ventaja porque por un lado te daba ritmo de competición, por otro…

 

P-. Y finalmente entrenador, teniendo que sustituir a Julio Banacloche, quien durante tantos años había dirigido al equipo. ¿Qué supuso para ti ese gran salto? ¿Un marrón? ¿Un premio? ¿Una oportunidad? ¿Qué resumen harías de tu etapa como entrenador?

R-. Al principio tuve sensaciones diversas. Lo primero que pensé fue que era un marrón. Yo estaba muy feliz con mis escuelas deportivas de primaria y con mi juvenil. Acababa de entrenar  a las ocho de la tarde, martes y jueves; los desplazamientos, eran muy cómodos; y cobraba por todo ello.

Todo eso se rompió.  Tuve que salir de mi zona de confort y tomármelo como una oportunidad.

Resumiría los cuatro años con la palabra evolución. Intenté profesionalizar todo al máximo, dentro de nuestras limitaciones pilaristas. Utilicé todos los recursos que teníamos a nuestro alcance para ir temporada a temporada mejorando la forma de entrenar y de jugar. Usamos pulsómetros, el marcador, las hojas de estadísticas, etc.

Reconozco que tuve un ataque de entrenador nada más entrar que me sirvió de lección. Cada error que cometía me servía para crecer. Cada año me fui refinando como entrenador y los resultados fueron llegando. No me puedo olvidar de David en mi primer año que echó el resto y luego no tuvo la recompensa de quedarse en la plantilla. Creo que acerté fichando “extranjeros” como Julito y Antonio cuya aportación fue innegable. El grupo creció mucho con ellos en todos los sentidos.

Desde el punto de vista deportivo me quedo con mi última temporada, en la que el equipo se clasificó para la copa del Rey.

 Finalmente vi con claridad que había llegado el momento de dar aires nuevos a la dirección del equipo. Yo ya tenía poco que ofrecer a mis jugadores. Me vacié en todos los sentidos.

 

P-. ¿Cómo fue el paso de que tener que dirigir a jugadores que en algunos casos habían sido tus compañeros?

R-.La verdad es que nunca pensé en eso. No tenían trato de favor, si a eso te refieres. Traté con igual cariño a unos y a otros. Fueron un gran apoyo para mí. Siempre sentí que viajábamos en el mismo barco.

 

P-. ¿En qué aspectos evolucionó el equipo desde tus primeros años como jugador hasta tus último periplo como entrenador del mismo?

R-. El primer año fue todo como muy pachanguero porque la categoría era muy baja para el nivel de la plantilla, que además, era muy corta. “Tono” inició el camino con su inimitable dirección de equipo, incorporando desde entonces juveniles.

Julio aportó trabajo, seriedad, constancia, responsabilidad…. El equipo fue creciendo con él en calidad y compromiso. Cuando todo era inmejorable revolucionó nuestra manera de jugar. Me chocó que siendo la mejor defensa, la cambiara. Pero reconozco que fue un visionario. Era una apuesta arriesgada y salió bien. Era algo necesario para solventar nuestros problemas ofensivos.

Ahora Pilaristas tiene un sello que nos distingue del resto. Ese sello se lo dio Julio.

En mi opinión tuve la oportunidad de modernizar la forma de entrenar buscando la variabilidad de los ejercicios y gestionando la intensidad de los esfuerzos. Insistí bastante en las jugadas a balón parado, lo que hizo que el equipo se enriqueciera en este aspecto tan fundamental del juego.

Intenté llevar a cabo mis conocimientos ayudado siempre por las aportaciones de los jugadores con más experiencia para enriquecer el entrenamiento.

 

P-. ¿Qué momentos destacarías o recuerdas con especial cariño de tu paso por A.A. Pilaristas F.S.?

R-.Llevo ligado al Pilar toda la vida, viviéndolo y disfrutándolo desde muchas posiciones. Por eso  haber entrenado en AA. Pilaristas, equipo de mayor nivel y categoría del colegio, fue muy especial.

Destacaría el paso al frente que dio el equipo en mi primera temporada. Como he comentando antes, recién llegado cometí un grave error. No entré con pies de plomo. Revolucioné un estilo que funcionaba pero rectifiqué a tiempo y el equipo mantuvo la categoría haciendo un último tercio de liga increíble.

¡Qué esfuerzo, qué compromiso, qué unión, qué determinación! Fue algo épico.

Recuerdo con mucho cariño la ayuda que me brindaron los jugadores para ser mejor entrenador y poder así hacer crecer al equipo. Esa manera de formar una familia y superar los problemas juntos (por muy grandes que estos fueran), es algo muy especial. Difícil es quedarme con un momento concreto, las remontadas, las cenas post entrenamiento, las casas rurales, viajes, risas, despedidas….

Desde el punto de vista deportivo, disfruté como un enano viéndoles entrenar. Para mí era un auténtico placer ver que lo diseñado en el papel se llevaba a la práctica en los entrenamientos de una forma magistral y a una intensidad fantástica. Yo veía al equipo entrenar y era una delicia. En los partidos había momentos que sucedía lo mismo.

 

P-.¿Sigues las evoluciones del equipo en la actualidad? ¿Todavía sigues viendo caras conocidas o ya te queda lejos?

R-.Sigo muy de cerca al equipo. Y sí, todavía conozco a casi toda la plantilla. Los veteranos Juste y Luiser, fueron baluartes en mi etapa de entrenador. Charlie, Alfonso, Carlitos, Juanito, Astar y Arturo si mal no recuerdo, debutaron conmigo. Martín, que fue mi portero en juveniles. Y conozco la nueva camada desde que eran muy pequeños en las categorías inferiores. Es el caso de Asier, Pablo, Christian y Burdi.

 

P-. Tú que has estado tan ligado al equipo, ¿qué consejos darías a los actuales integrantes, ya sea al cuerpo técnico o a los jugadores?

R-.Que tengan inquietud por estar en constante mejora, como seres humanos y como jugadores  de fútbol sala.

Que antepongan el bien del equipo por encima del  beneficio personal. Servir al grupo, no servirse del grupo.

Que empaticen con los compañeros y con el entrenador cuando se equivocan. Nadie falla aposta.

Que reflexionen que el entrenador siempre está pensando en el bien del grupo.

Y que tengan muy claro qué pueden aportar al grupo.

 

P-. Y la última siempre es la más comprometida pero necesaria. ¿Te atreverías a dar un quinteto histórico de A.A. Pilaristas F.S.?

R-.. He pensado muchos quintetos, y desde distintos puntos de vista. Y en efecto, es la pregunta más complicada. Espero poder responderte:

No he jugado con otro portero con mejor técnica que Chuspi. Un muro. Dominaba todos los aspectos del juego.

Por otro lado, los reflejos de Pirri, su personalidad, su valentía, sus saques, el gran mérito de adquirir tanto dominio en la portería de fútbol sala viniendo tarde del baloncesto.

Me acuerdo de Miguel, el más elegante, derrochando su clase a la hora de conducir, de golpear el balón, capaz de meter faltas con la izquierda y con la derecha.

Moro, con su potencia para robar y salir a  la contra, con su concentración, con su capacidad goleadora.

Julito, jugador en la sombra, dominador del otro  fútbol, un apagafuegos, con su garra, su inteligencia para crear y ocupar espacios, su entrega total, sus pases milimétricos.

Pablo, por su liderazgo, su polivalencia y dominio de todas las facetas del juego, su inagotable espíritu de querer mejorar, superando cualquier obstáculo.

No me puedo olvidar de Lolo, con su inteligencia táctica, su juego de espaldas, su desborde y capacidad goleadora, su capacidad para transmitir.

Y Fucho, un jugador de dibujos animados, con su picardía, su imaginación, su pasión, su olfato de gol, su competitividad.

Todos ellos tienen cosas en común. Nunca se escondían, parecía que les gustaba la presión. Asumían la responsabilidad de tirar del equipo en los momentos importantes. Aparecían para resolver el partido. Eran decisivos.

Y después de todo esto y, a pesar de dolerme la respuesta por otros grandísimos jugadores que dejo fuera, mi quinteto es: José Múgica “Pirri”, Miguel Trueba, Pablo Núñez, Julio López Antolín “Julito” y Manolo Olivares.

 

P-. ¿Desearías añadir algo más?

R-. Aprovecho para dar las gracias a todos y a cada  uno de los jugadores a los que entrené. También a los compañeros con los que tuve el placer de jugar. Sin todos ellos no podría haber hecho realidad el sueño de tener un equipo de fútbol sala con mis amigos del colegio, y encima,  hacerlo a grandísimo nivel. Me siento muy orgulloso y feliz por haber sido partícipe de este proyecto, que espero dure para siempre.

 

Esto es todo Pachi; muchas gracias por concedernos esta entrevista y, sobre todo, por lo que has hecho a lo largo de tantos años por este equipo.

 

¡FORZA PILARISTAS!